A tu tiempo, pero ¡Lánzate!

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Por David Soto, LCIC

 “Hay dos lados en la vida: el éxito y el fracaso; la línea que los divide es el miedo“ (Mi hermano, 2007). Evidentemente él no fue el primero en decir eso, pero fue el primero que logró que lo escuchara.

El pasado sábado 23 de agosto, los alumnos de la 8va generación del Programa de Honores de la Universidad de Monterrey, vivimos la experiencia que ofrece el Centro de Liderazgo y Desafío ¡Lánzate!, misma que es parte del programa.

Aún tengo presente en mi mente la imagen de lo que vivimos ese día: gente bailando ritmos latinos en los cables de tensión, dando gritos de aliento, posando en las alturas para la foto de perfil, tomando un color de piel similar al que tomas cuando vas a la playa y deteniéndose en las alturas para contemplar el paisaje. Posiblemente la última imagen se refería a mí. Posiblemente no estaba contemplando el paisaje. Posiblemente no encontraba cómo llegar al otro lado. Posiblemente tenía miedo. Posiblemente.

La verdad es que tengo que reconocer que desde diciembre de 2013 estaba buscando un buen pretexto para faltar ese día. Tengo que admitir que las alturas son algo que me causa un “poquito” de conflicto. Nunca me subía a los trenes mecánicos para niños de los parques de diversiones de la ciudad, era demasiado extremo para mí. Claro que siempre hay un pretexto para que no piensen que te da miedo: me duele la panza, ya me he subido muchas veces y me aburre, me da flojera hacer fila, no sé bailar. Sí, el último no tiene sentido, tampoco lo tenía el dejar que el miedo me detuviera.

“A pesar de que compartimos la experiencia, cada uno tiene un aprendizaje individual”, fue la forma en que nos invitaron a reflexionar qué nos llevábamos. Un comentario muy acertado y cierto.

Mientras estaba parado y detenido en una plataforma del reto conocido como Discovery, pensaba en cómo llegar al otro lado. Había intentado, no encontraba balance en la cuerda de tensión, no había química entre nosotros: no era ella, era yo. Estuve a punto de rendirme y tomar el camino fácil para terminar pronto: alguien no me dejó. -No me dejó mi pareja de prueba, que siempre creyó en mí e hizo que yo también. -No me dejó el equipo de Lánzate y CELES, que poco a poco me fueron impulsando -Y, sobre todo, no me dejó mi convicción. Había venido para vencer mis miedos, para darme cuenta que podía hacerlo; había venido para lanzarme.

¿Qué pretendía? ¿Rendirme? Creo que el ser humano deja de aprender y crecer cuando no está dispuesto a salir de su zona de confort, de exigirse y proponerse nuevos retos y desafíos. Tal vez fui el último en completar la prueba, pero lo logramos. Digo lo logramos, porque sé que no estuve solo y, si bien fue necesario mi convicción de atravesar mis miedos, los demás fueron un impulso vital para lograrlo. Creo que esa era la pregunta más importante para mí cuando estaba atorado, ¿cómo llegar al otro lado?, ¿Cómo? 

 Fue tan enriquecedor escuchar a mis demás compañeros, porque sé que cada uno tiene una historia asombrosa de superación personal, una historia que admiro y valoro. Al momento en que cada uno compartió el cómo se sintió y cómo vivió la experiencia, supe que todos teníamos el mismo reto, pero diferente contexto y ritmo; sin embargo, todos queríamos lograr lo mismo. Todos teníamos un por qué y un cómo que nos exigía superar nuestro miedo.

Esto me llevó a pensar, ¿cuántas cosas he dejado de hacer por miedo? La satisfacción de haber superado el miedo es inigualable, sientes que nada te puede detener y, tal vez, nada puede. ¿Qué te mueve en tu vida? ¿Qué te indigna en la sociedad de hoy? El campamento del Programa de Honores en ¡Lánzate! fue una plataforma para aterrizar esas emociones y experiencias en mi vida y proyectos personales, al igual sé que fue para mis compañeros.

La pregunta más importante que deberíamos hacernos con esos sueños, planes, proyectos, pasiones, ideales, es preguntarnos: ¿Cómo hacerlo? Yo solo quisiera decirte: ¡Lánzate! Lánzate a hacerlo. No hay otra forma de superar los miedos que atravesarlos. Hazlo: creen en ti, creen en tus capacidades, cree en tu convicción, cree en los que te rodean.

Aprecia cómo muchas otras personas también quieren llegar al otro lado y también están buscando el cómo. No dejes de aprender de esos ángeles con quienes te encuentras: a unos bailando ritmos latinos en los cables de tensión, otros dando gritos de aliento, también posando en las alturas para la foto de perfil, algunos tomando un color de piel similar al que tomas cuando vas a la playa e, incluso, deteniéndose en las alturas para contemplar el paisaje; al final, ángeles.

Fuimos alrededor de 62 estudiantes de las distintas carreras que ofrece la universidad los que participamos en esta experiencia. 62 estudiantes que queremos salir de nuestra zona de confort y tomar nuevos retos. 62 estudiantes que cada día buscamos el cómo lograr nuestros sueños. 62 estudiantes que reconocimos a un ángel en el otro. 62 historias que nos han lanzado a construir un mundo mejor.

¡Gracias a los facilitadores de Honores, a los facilitadores de ¡Lánzate! y a mis amigos del programa! Las 8 horas valieron la pena. Y, sobre todo, gracias a ti por leerme y compartir mi experiencia. Termino preguntándote, ¿qué miedo te está deteniendo?

Lánzate 025                                           David2

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